Cómo pase de tener una relación abierta a conformar
una relación de tres (Trieja).
Hace unos años decidí escribir el por qué había optado
por tener una relación abierta con mi pareja de aquel entonces (2012 – 2015),
retraté un poco el cómo lo viví y qué me motivó para hacerlo, este texto aunque
lo subí aquí y estuvo un buen tiempo disponible en la red, por error se eliminó,
esto cuando hacía unos reajustes estéticos al blog; desde esa época hasta ahora
no volví a describir ninguna de mis experiencias de vida, ya que no estoy tan
acostumbrado a escribir desde el relato personal; no había subido algo que contara
sobre mis relaciones – reflexiones de tipo sentimental o sexual y ahora que ha
pasado ya bastante tiempo creo que podré continuar la narración de lo que
ocurrió desde entonces; aunque para ello debo retomar un poco el pasado y
contextualizar cómo fue mi experiencia al conformar una relación amorosa de
tres (trieja).
Las primeras parejas que tuve fueron lo que usualmente
otros denominan “normales”, aunque fueron experiencias de algunos meses, a
largo plazo, no fueron nada significativas, de hecho eran decepcionantes;
amores de adolescente que pretendí guiarlos desde la manera en la que las aprendí,
estas estaban basadas en el juego del romance y la relación idealizada, las
visitas a la familia, las flores, los chocolates y las salidas a lugares
públicos tomados de la mano, a pesar que esto en varias oportunidades implicaba
más un riesgo para la seguridad de nosotros, era poder vivir y hacer visible
ese amor frente a la sociedad, tal y como lo hacen las parejas heterosexuales, quizás
creyendo que era la forma acertada de hacer incidencia, aquello era al mejor
estilo de las campañas publicitarias que salen en los medios por el mes de
Junio, impulsado por empresas que pretenden generar la percepción de ser gayfiendly
e inclusivos.
Tras esos fracasos, tuve varias ideas, inicialmente
siendo muy conservador, creí que era culpa de las personas que no podían
mantener un cierto tipo de fidelidad, ya que estaba muy arraigado en mí la
forma de amor/deseo – exclusivo, entonces digamos que empecé a compartir las
tesis de una corriente que rechazaba a los mismos grupos LGBT por no ser más
parecidos a los hetero, ese “por eso es que nos discriminan” era el refrán
favorito de esa endo-discriminación; sin embargo tras estudiar y vivir más
estas realidades entendí que el problema no eran las personas, el problema
estaba era en mi cabeza, en querer algo que no ha existido en la historia, o
bueno, no como se pretende mostrar, solamente se ha querido hacer creer que esa
monogamia es natural, aunque algunos postestructuralistas dirían que está –
monogamia - es cultural y al ser cultural no existiría forma en que no fuera
natural, ya que toda producción cultural proviene de la naturaleza humana, entonces
mejor decir que está se ha naturalizado como la única forma de vivir una
relación de pareja.
Es por ello que por un tiempo preferí no estar con
nadie, ya que ni yo mismo sabía qué y cómo era lo que pretendía construir con
alguien más, eso fue así por un par de años hasta que volvió a mi vida un chico
al cual distinguía desde hace muchos años, este desapareció un tiempo prestando
servicio militar y un día nos cruzamos por coincidencia en los pasillos de la
universidad, luego de varias charlas donde actualizamos agenda quisimos
intentar llevar algo juntos, de por sí el gusto existía desde el pasado y así
se dio, iniciamos una relación convencional en donde - como raro - no se
discuten parámetros para la misma, se toma por sentado que las cosas deben
darse de esa manera, igualmente empezamos a vernos una o dos veces por semana
cerca de la facultad, en el momento nuestro cruce de horarios hacia que estos
no fueran muy extensos, entonces el encuentro era una compañía para el almuerzo
y una charla corta.
A pesar que nos veíamos por poco tiempo, considero que
fue tiempo de calidad, lo que me hizo pensar que por nuestras mismas dinámicas
ese tipo de relación tampoco funcionaría, ya que siempre que hay mucha
distancia y una no tan continua comunicación las cosas se van desgastando
prontamente.
Para no alargar esta narrativa a continuación
re-escribiré un poco de lo que fue el texto que se perdió en esa oportunidad y
qué mostraba cómo cambiamos nuestra forma de relación tradicional y empezamos a
llevar a cabo una relación abierta.
En aquel texto había expuesto que, una parte de los
motivos que me impulsaron a dejar de mantener una relación gay clásica fue el poder
aceptar y comentarle a mi pareja el fuerte deseo que siempre sentí y que
reprimía del poder verlo estando en la cama con alguien más, generalmente las
personas tratan de negar la posibilidad de pensarse a su pareja teniendo un
orgasmo con alguien distinto a ellos, eso es una lucha contra el propio ego, ya
que se espera que esa persona no piense – desee estar con alguien fuera de la
relación o que si lo hace este influenciada por algo (alcohol – drogas) para
que pueda ser excusable y así poder aceptar que haya un cierto tipo de
arrepentimiento y perdón posterior a ello.
Pero en este caso yo no quería perderme de esos
placeres, ya en el pasado había terminado relaciones con personas que para mí
eran muy especiales, pero que “cometían errores”, creo que tenía muy
interiorizado una forma de amor más comercial, el cual no permitía desilusiones
ni fracasos, una monogamia profunda, ya que esperaba evitar cualquier forma de
“engaño”. En esta ocasión quería evitarme todo ese drama y aceptar que, aunque
haya amor - así sea del más sincero - yo no podía esperar ser la única persona
que generara un mal pensamiento en mi pareja, eso no abría el camino al
poliamor o algo por el estilo, simplemente era tener claro que la tal llamada
traición, no iba a entenderse como exclusividad – al menos en lo sexual -, lo
que sí se reservaría para nosotros sería el manejo sentimental y el apoyo, ya
que una follada se puede tener con cualquiera, quien sinceramente esté
pendiente por el bienestar del otro no se consigue fácilmente, eso implicaba
entender el amor de otra forma.
Quien propuso este tipo de acuerdo fui yo, lo hice
tras un par de meses de relación un día que fue a recogerme al salir del
trabajo, recuerdo que esta discusión fue en un parque cerca a unicentro, la
idea no le gustó mucho, aunque quiso hacerse el relajado su rostro mostraba lo
contrario, no supe por qué al final no dijo que no, que no estaba preparado o
que simplemente no le gustaba la idea, pero después de pensarlo un rato
mientras fumaba un cigarrillo aceptó llevarlo a cabo, quizás pensaría que no
duraríamos mucho, igual en aquel entonces poco nos veíamos, así que el pronto
fracaso era muy probable.
Explicar qué tenía yo en la cabeza era difícil, ya
antes había leído sobre el tema en la universidad, esos escritos frente a una
sexualidad más abierta, el cuestionarse el manejo que sobre el otro se tiene
como una forma de propiedad me hicieron reflexionar si lo que quería realmente
era una relación que en su manejo pudiera ser aceptable y presentable para la
sociedad, ya que de por sí ser marica no era bien visto, jugar al romance
hetero y al ser la pareja envidiable dejaba de ser una preocupación, esto es
culpa de esas feministas que me enseñaron a dejar de pensar sobre qué es lo que
quiere el mundo de mí y empezar a buscar lo que yo quería hacer del mundo.
En los meses posteriores a la charla no ocurrió mayor
cosa, cuando tenía encuentros fuera de la relación en cierta medida sentía algo
de culpa, porque parecía que fuera un permiso que se me había concedido pero del
que él todavía no hacía uso; esto fue así por un tiempo hasta que en una
ocasión surgió la posibilidad de hacer un trio – cosa que habíamos discutido en
varias oportunidades -, esto se dio con un oso (bear) que nos parecía muy sexy y
el cual a veces nos escribía a los dos, este chico no nos era para nada
indiferente, él llegó al apartamento en donde estábamos y allí fue donde descubrí
que realmente me excitaba verlo con alguien más, ya que desde el momento en que
estos se besaron me generó un morbo que antes no había sentido, pero esto no se
producía por un simple voyerismo de ver a alguien coger, esto ya lo había
presenciado antes, era un placer que se generaba al poder escuchar a esa
persona que tanto amaba gemir mientras otro se lo follaba y luego yo participar
en ello y estar con ambos, generalmente se dice que en un trio siempre alguien
sobra, pero aquí ninguno sobraba era por el contrario un complemento.
Este hecho permitió que él se relajara más con el
asunto, al pasar el tiempo esto se volvió a repetir, tanto con el mismo chico
como con otros que nos parecían interesantes y la sensación de placer no
cambiaba; asumimos una forma de relación sentimental cerrada con una sexualidad
abierta, no solamente para ser partícipes con alguien que entrara en la
relación sino cada uno por su cuenta - si esto se presentaba -, claro que
existían unas reglas planteadas, pero nada extraño, por un tiempo nos
contábamos con quien estuvimos, luego ya no lo hicimos más porque parecía una
confesión del qué hago en mis tiempos libres, así que dejamos en libertad el
tema, pero de igual manera yo ojeaba de vez en cuando su celular porque me conocía
su pin y leer esos chats que tenía con otros me la ponía dura, entonces
aprovechaba mientras dormía para hacerlo; aunque creo que en el fondo era
consciente de que yo lo hacía y no le importaba.
Todo esto marchó bien por un buen tiempo, nunca hubo
un problema de celos, tampoco faltaba el idiota que cuestionara si era una
relación legítima o no, aunque después lo veíamos por ahí buscando sexo con
otros fuera de su vínculo monógamo que tanto presumía, entonces aquello no era
cosa de legitimidad, era cuestión de hipocresía, mucha gente especulaba sobre
nosotros, asumían que la vida sexual andaba mal y que por ello existían esos
tipos de concesiones, pero no, la vida sexual era maravillosa, había plenitud y
un fuerte acompañamiento, ya que siempre estábamos pendientes del otro, era
fundamental el bienestar en todos los aspectos de nuestra vida.
Aquello no era como lo que el sociólogo polaco Zigmunt
Bauman se refiere a la perdida de los vínculos emocionales reflejo de la
modernidad liquida, la búsqueda del mismo no era perder ni fracturar ningún
tipo de unión entre nosotros, quizás atrapar a otros para nuestro gusto y luego
ser desechados si se asemeje un poco más a esta tesis, a pesar que un proyecto
en común sí existía, al menos uno ideado por dos jóvenes entre los 20 y 25,
quienes sacaban con apoyo mutuo una carrera juntos y otros elementos básicos de
necesidades que para nosotros eran prioritarias.
Los problemas surgieron mucho tiempo después, hubo
carencias en la comunicación, sin quererlo se dieron formas de competencia poco
sanas y me atrevo a decir – aunque sé que la otra parte no estará de acuerdo
con ello -, se transformó el gusto de antes y ahora había una mayor búsqueda
por poseer unos cuerpos un poco más normados que el mío – así lo siento yo -,
que hicieron que el diálogo y la relación cambiaran.
Ocurrió algo – lo cual no mencionaré aquí, ya que el
papel de víctima tampoco me interesa -, que hizo que nos alejáramos unas
semanas, ese famoso “darse un tiempo” fue nuestra idea, al menos esto serviría
para poder pensarse mejor las cosas y no tener la presión de la otra parte
encima o también podría ser una excusa para no terminar algo que quizás ya no
tenía futuro, pero que nos negamos que pasara; por ese mismo tiempo dentro de
las múltiples aventuras que tenía conocí a otra persona, al principio no pensé
que pasará de ser un polvo más, iría follaba en su casa y me iba para la mía,
esa era la intensión ya que algo que sí es evidente es que ese tipo de libertad
generó un consumo despreocupado de otros cuerpos, pero esta vez se dio una
química diferente que hizo que nos siguiéramos viendo, no solamente en el plan de
cama, empezamos a salir con otros intereses, cosa que nunca hice con nadie
durante esos 3 años.
En ese momento tenía una disyuntiva, ya que por
un lado estaba la persona que tanto quería, pero en la que no confiaba como
antes, mi intención no era perderla, aunque sabía que si continuábamos muchas
cosas tendrían que cambiar, sin embargo, había llegado otra persona a mi vida, con
la cual me sentía muy a gusto compartiendo cosas que no solamente se redujeran
al sexo, era alguien interesante, tenía otra visión de mundo y por supuesto, cerebro!
cosa que en estos días poco y nada se encuentra.
Cuando se agotó ese “darnos un tiempo” nos
encontramos, eso prometía ser la típica reconciliación en que se daría la
charla, habrían acuerdos, llanto y culeo; después de que todo esto se diera no
podía dejar de pensar en el otro sujeto, porque aunque estaba feliz sentía que
algo no estaba completo, porque podía tomar el lado fácil y decirle hasta
luego, igual esta persona sabía que yo estaba comprometido con otra, podía
pasar página y hacer como si hubiera sido algo del momento al cual echarle
tierra, pero tomé la decisión más compleja y le comenté – después de la
reconciliación – lo que pasó con esa persona, lo que me hacía sentir y
manifesté que tampoco quería dejar de hacerlo - verlo; lo curioso es que la
respuesta fue que no lo dejara y que más bien los presentara.
Hubo algunas complicaciones antes de que eso
ocurriera, hasta que llegó el día de que se conocerían, extrañamente se agradaron
y hablaban como si fueran amigos, de hecho tenían más para charlar entre ellos
que conmigo, así que no fue tan incómodo como llegué a creer que sería, al
menos el primer día fue sin problemas, ya cuando me encontré por separado con
ellos, me dijeron que habían gustado del otro, así que no estuvo mal la idea de
plantear una relación en donde pudiéramos estar los tres, aunque eso de las
triejas sonaba complicado se haría el intento de llevar en marcha una.
Tras
varias dificultades en los cruces de horarios y labores nos seguimos viendo los
tres, teníamos distintos planes para cada ocasión, hasta que empezamos a vivir
en un mismo apartamento, aunque nunca tuvimos en cuenta los temas logísticos, no
era algo que uno generalmente se piense, pero al fin y al cabo el mundo está
construido para las relaciones de pareja, no para círculos más amplios, esto
provocó que la situación en varias oportunidades fuera mucho más compleja e
incómoda de llevar, ya que inclusive una cama doble se hacía pequeña para tres
hombres adultos, participar en una atracción mecánica siempre excluiría a
alguien, ya que los asientos son para dos, todo lo divertido estaba pensado
para ese tipo de uniones y elegir a alguien no era opción, ¡por qué tocaba
estar eligiendo!.
Sin duda
ponerse de acuerdo con alguien para realizar algún tipo de actividad es
complicado, ponerse de acuerdo con dos personas con gustos totalmente distintos
era un karma, a pesar de todo siempre alguien cedía y tratábamos de variar y
poder complacernos todos en lo que nos gustara; uno de los temas más complejos
que recuerdo que se empezaron a negociar fue el del sexo, a diferencia de
relaciones poliamorosas donde generalmente todas las personas involucradas no
comparten un espacio físico en común, nosotros siempre tendríamos presente esos
episodios, sin embargo materializarlos no fue tan agradable, ya que entraba en
discusión cosas como: si cada vez que fuéramos a tener relaciones deberíamos
participar los tres, cómo actuar cuando en ese día alguno quería estar con otro
sin vincular al tercero, qué rol (top – bottom) se manejaba más con quién y por
qué este era más reiterativo con uno que con otro, etc.
Esto
generó mayores pleitos, ya que aunque el sexo era muy enriquecedor, surgieron
cosas que herían de vez en cuando, no obstante aquello no fue lo que nos
distanció, entramos en momentos muy diferentes de nuestras vidas que hicieron
que cada uno se centrara más en sí mismo, yo estaba por el 9 semestre de la
universidad, finalizaba materias, estaba en prácticas y trabajaba en mi
proyecto de grado, simplemente esperaba poder terminar pronto la carrera,
además del estrés del mundo laboral que tan violento con los jóvenes a los que les
niegan su primera oportunidad estaba presente, uno de ellos - un poco más
estable -, estaba en función de su trabajo, tenía un manejo de tiempo mucho más
laxo y hay que reconocerlo tenía la carga económica principal, siempre trató de
variar las diversas acciones con los otros dos, el tercero siguió cambiando y
cada vez lo desconocía más, lo laboral lo llevó a hacer parte del mundo del
consumo gay, quizás el no haber participado tanto en ese contexto de rumba hizo
que se absorbiera rápidamente.
No soy
muy presto a los bares, no sé bailar y soy amargado cuando estoy en uno, por
eso no entendí enseguida que se perdió una de esas personas en algo que para mí
era de poco sentido, efímero, poco realista y vacío, “competir” - en su defecto
- con multitud de personas que entran y salen de esos espacios esperando ser
admirados no era algo que me representaba y buscar corporalidades tan
particulares tampoco era mi objetivo,
eso a largo plazo empezó a ser un punto de comparación violento contra nosotros
mismos y con quienes nos rodean, ya que encajar en el ideal de belleza no es
para todo el mundo, por algo es que viven tan llenos esos espacios que
transforman estéticamente a las personas.
Con
esto surgieron muchos problemas, ya que se empezaron a dar manifestaciones en
las que alguno pretendía cambiar al otro, donde surgían comentarios que
trataban de jerarquizar el valor que se pudiera tener en comparación con otros,
se perdió esa forma de complicidad que permitía que cuerpos ajenos se
integrarán a nuestras relaciones eróticas y que esto fuera algo estimulante para
todos. Una relación - desde mi postura en este momento - debe mantener un
equilibrio entre deseo/amor y las bases de ese placer deben ser recíprocas,
esto al perderse hace que mantener cualquier tipo de unión carezca de sentido y
se convierta es en una especie de normalizar el estar juntos, ya cuando esto no
represente las cosas positivas que originalmente existieron.
Es
así como tras varias charlas fallidas, peleas y demás esta forma de
relacionarme terminó, siendo de grandes aprendizajes y teniendo claridad que si
esto se materializa hay que tener una suficiente madurez para ampliar no
solamente lo sexual, sino lo afectivo con otras personas; aun cuando esto fue
muy emocionante en su momento, creo que no sería una experiencia que quisiera
volver a repetir, aunque en el constante devenir uno nunca sabe qué me
encontraré en un futuro: esta experiencia no fue tan terrible como muchas
personas pueden llegar a pensar, pero sí es desgastante y retomando lo que
Bauman decía, las relaciones también son formas de consumo e inversión y en
nuestro actual mundo moderno el riesgo ya es muy amplio, riesgo que puede que
no esté dispuesto a correr.
Finalmente,
por eso prefiero hablar desde mi experiencia, es probable que para estás dos
personas la misma sea entendida desde una forma completamente distinta, por
ello no pretendo hablar por ellos, igual los dos me hicieron sentir el amor de
maneras distintas y eso es algo que siempre tendré para agradecerles, esto a
pesar que las cosas al final no se dieron como se planearon.
Me puedes seguir en mi instagram como: redwarrior77
Me puedes seguir en mi twitter como: @Red_Warrior77